Mi amigo pony
Cartelera España 30 de diciembre
Título original
- Poly
- Año
- 2020
- Duración
- 102 min.
- País
- Francia
- Dirección
- Guion
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Maxime Giffard, Jérôme Tonnerre, Nicolas Vanier (Novela: Cécile Aubry)
- Música
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Éric Neveux
- Fotografía
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Christophe Graillot
- Reparto
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François Cluzet, Julie Gayet, Patrick Timsit, Elisa de Lambert, Orian Castano, Patrick de Valette, Matthieu Pillard, Anne-Marie Pisani, Luc Palun, Jean-Jérôme Esposito
- Productora
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SND Groupe M6, Bonne Pioche, France 3 Cinéma, Umedia, uFund, Canal+, France Télévisions, OCS, Région Languedoc-Roussillon-Midi Pyrénées, Le Tax Shelter du Gouvernem
- Género
- Aventuras | Cine familiar
- Sinopsis
- Cécile, de 10 años, se traslada al sur de Francia con su madre, Louise. La integración con los demás niños del pueblo no es fácil. Cuando un circo ambulante se instala en la puerta de al lado, Cécile descubre que están maltratando a Poly, el poni estrella, y decide protegerlo y organizar su huida. Perseguidos por Brancalou, el inquietante director del circo, y el misterioso Victor, Cécile y Poly se embarcan en una carrera llena de obstáculos, un verdadero viaje iniciático y una increíble historia de amistad.
- CRÍTICA
Nicolas Vanier es aventurero, a la par que escritor y director. No tiene mucho que demostrar su capacidad para producir sus propias historias y mostrarlas al público. Después de Volando Juntos, estrenada en nuestras pantallas el pasado año, nos ofrece Mi amigo Pony (Poly en su título original), una nueva adaptación de una creación de la novelista Cécile Aubry, después de la de Belle y Sebastián de 2013, que no llegó a estrenarse por aquí. Aunque los espectadores autóctonos más jóvenes seguro que no conocen al animal protagonista de la peripecia, es probable que sus padres sí tengan en el recuerdo la telenovela creada en 1961. Al retomar esta historia de un pony de circo maltratado por su dueño, y salvado por un niño (un niño originalmente, una niña en la película), Nicolas Vanier continúa su exposición de la relación entre el hombre y el animal, deseando encontrar una fuerte resonancia en nuestra relación contemporánea con los seres vivos. ¿Habrá tenido éxito en su empeño?
Logra, al menos ilustra este discurso humanista y pro-animal, encontrando en los sentimientos - ingenuos pero saludables - de un niño lo que les falta a los adultos demasiado ocupados para vivir su vida moderna, entre, por ejemplo, policías estúpidos y un carnicero que no ve ningún problema a la hora de zamparse animales. Estas ideas, que le dan al film una apariencia de comedia familiar, se ven bastante atractivas en el papel, pero su implementación deja algo que desear. De hecho, los protagonistas pasan por ser un elenco experimentado, aunque unos y otros seguramente habrán toreado en mejores plazas. François Cluzet, un viudo gruñón y solitario en su castillo, Julie Gayet, madre soltera pero optimista y moderna, y finalmente Patrick Timsit, dueño de un circo pícaro y descarado cumplen su cometido, pero sin sorpresas.
Cécile, de 10 años, se traslada al sur de Francia con su madre, Louise. La integración con los demás niños del pueblo no es fácil. Cuando un circo ambulante se instala en la puerta de al lado, Cécile descubre que están maltratando a Poly, el poni estrella, y decide protegerlo y organizar su huida. Perseguidos por Brancalou, el inquietante director del circo, y el misterioso Victor, Cécile y Poly se embarcan en una carrera llena de obstáculos, un verdadero viaje iniciático y una increíble historia de amistad.
Todo está en su lugar para mantener la nostalgia y la diversión y, sin embargo, notamos que hay algo que no acaba de funcionar. Por un lado, llama la atención el anacronismo de ciertos comportamientos, entre los que destaca la pequeña revolución vegana que lidera la joven heroína de la historia entre otros niños. Una vez más, la emancipación de Louise, que reclama de manera concreta pero bastante débil un estatus igualitario para las mujeres, suena como falsa en una película demasiado superficial para tratar el tema. Estas intenciones, que hoy no podrían ser más nobles y relevantes, entran en conflicto con el carácter demasiado familiar de la película, que quizás incluso tiende a una forma de conservadurismo. Se destacan los encantos de la naturaleza, el ritmo de la vida sencilla, la comunidad del pueblo, un poco feroz pero fundamentalmente buena.
La risa es demasiado obvia y las desgracias demasiado leves para ser otra cosa que una historia expresamente destinada a todos. Y para agradar a todos, hay que estar en una línea mediocre, media, en un ni sí ni no que impida formarse una opinión. El director entrega así una película de mirada perezosa y forma aburrida, echando a perder su loable intención de ofrecer material apto para la reflexión sobre la relación humano-animal.