En una mañana de primavera anticipada en Barcelona nos recibe una gran dama del cine francés, ya con 54 primaveras a sus espaldas. Suficientes años para ser objeto de retrospectivas y miradas a su trayectoria como directora, guionista y actriz, como la que acogen los cines Texas, dentro de la II edición del Festival Ohlalà Festival de cine francófono de Barcelona. Jovial como el día, nos atiende con esa mezcla de buenas maneras y sinceridad que impregnan los personajes de sus filmes, con un nivel de español envidiable para muchos, fruto de su atracción por la cultura ibérica y latinoamericana.
¿Cuál es su película más significativa, tanto como directora, actriz o guionista?
Guau, es súper difícil de decir porque las amo todas como a mis hijos así que elegir una es súper difícil, no podría.
¿Y de las cuatro que proyectan en la retrospectiva –Para todos los gustos (2000), Como una imagen (2004), Un cuento francés (2013) y 50 primaveras (2017)-?
Igual, totalmente igual, no podría.
Usted ha trabajado mucho con Jean-Pierre Bacri. ¿Cómo es su proceso de trabajo, qué dinámicas siguen?
Desde siempre, desde el principio, cada día nos encontramos de 15h a 19h sobre un sofá, con cuadernos y dos bolígrafos y hablamos. Hablamos de lo que queremos decir, hasta el momento en que lo encontramos. Al mismo tiempo hablamos de qué papeles queremos interpretar y con quien queremos actuar. Es una construcción laboriosa hasta el momento en que tenemos un tratamiento, y entonces empezamos los diálogos.
¿Y a la hora de dirigir a Jean-Pierre?
Dirigir a Jean-Pierre me obliga a tener que olvidar que es mi compañero de siempre y tener en cuenta que él también necesita ser motivado, amado. Como todos los buenos actores, está lleno de dudas y debo no olvidar que a él, como a los otros, tengo que tranquilizarlo, siempre.
Su filmografía, tanto como directora como guionista, ha dado lugar a muchas películas de historias cruzadas o corales, ¿qué ha hecho que este sea una característica de su cine? ¿Qué le motiva a hacer filmes tan corales?
Pienso que es porque primero (en nuestras carreras) escribimos teatro y, como somos actores, sabemos que es súper difícil para un actor tener solo una pequeña escena o dos y tener que esperar entre las bambalinas para su momento. Es demasiado difícil, así que empezamos con la obra de teatro Cuisine et depéndances a escribir cinco papeles iguales para no tener este problema. Más tarde hicimos la película (1993) y, después, escribimos Un aire de familia, con seis personajes iguales. Luego, en más películas, lo hicimos porque amamos a los actores. También lo hacemos porque los dos (ella y Bacri) no queremos tener los papeles principales. Así surgió y por eso lo hacemos.
Su última película, Llenos de vida (2018), empieza con una cita en la que dice “es raro a los 20 años no votar a la izquierda, pero es irresponsable no votar a la derecha”. Sus personajes han pasado de ser rebeldes e inconformistas a acomodarse un poco a lo largo de los años. ¿Cree que usted ha sufrido esa evolución también?
Ojalá no (ríe). No estoy de acuerdo con esta cita porque, claro, lo decía un hombre de derechas. Aunque la entiendo y es graciosa e interesante, es difícil cuando tenemos dinero quedarnos con nuestros ideales. Yo, por mi parte, sí me quedo con ellos.
Muy bien. Entonces, ¿cree que los personajes que ha interpretado le han acompañado con la edad?
Es una muy buena pregunta. Por ejemplo, ahora estamos escribiendo y encontramos muchos problemas de juventud, de gente de treinta o cuarenta años, o la decisión de las mujeres de tener o no hijos. Pero cuando tú tienes cincuenta o sesenta años, los problemas son diferentes. Hay cosas que son siempre iguales, pero hay objetivos que cambian. A veces empezamos a escribir sobre algunos problemas, pero me siento demasiado vieja y eso hace difícil hablar sobre ellos. Claro, tenemos el recuerdo de cuando éramos jóvenes, pero supone una dificultad, debido a los cambios de la edad.
Usted siempre ha estado vinculada a muchas causas sociales como el feminismo o el cambio climático (hoy hay huelga estudiantil), ¿cree que el cine está siendo suficientemente combativo hoy en día?
(hace un suspiro largo y ríe)
No sé. En el documental sí, por ejemplo. Hay causas como el feminismo que aún siguen quedado atrás. Probablemente no está siendo suficientemente combativo, ni moderno.
Pero usted siempre ha intentado desde su cine desgarrar y criticar a los altos poderes, así que desde su humilde parcela ha pretendido hacer algo combativo para transformar la sociedad, ¿no?
Sí (ríe), como no. A mi nivel.
Un festival que le ha dado grandes alegrías como el Festival de Cannes o grandes eminencias como Steven Spielberg han mostrado un frontal rechazo a las películas lanzadas por las plataformas de hoy en día. ¿Qué posición ocupa al respecto?
No tengo ni idea, la verdad. Esta cambiando todo tan rápidamente… Entiendo que hay que proteger los cines y los teatros, pero también el modo de consumir siempre está cambiando. Pienso que el cine no está muerto y que todavía la gente va a necesitar ir juntos a una sala para ver películas, pero no puedo posicionarme. Mis hijos, por ejemplo, miran películas de un modo diferente al mío, con sus dispositivos. Todo cambia tan rápido que, verdaderamente, no sé qué opinión tener. Sólo sé que hay que proteger la libertad de los creadores, claro.
¿Estas plataformas le han hecho alguna propuesta a usted, ya sea para televisión o cine?
No directamente. Los productores nos dijeron que si escribiéramos una serie estaría muy bien, pero no lo tenemos en mente.
¿Tiene algún otro proyecto en curso?
Sí, estamos escribiendo una nueva película con Jean-Pierre (Bacri). También voy a hacer la escenografía de Tosca de Puccini para ópera.
¿Así que vuelve hacia el teatro?
Sí, también.
Ha hecho una crítica a la burguesía durante toda su carrera. ¿Ha cambiado algo a lo largo de estos treinta años?
Ha cambiado un poquito. Tengo la sensación de que las nuevas generaciones, especialmente de mujeres, están más al corriente de sus posiciones, de la historia y del feminismo, eso hace que cambien un poco las normas, especialmente de los géneros. Hay mucha reflexión en todo lo referente al género. Ha habido cambios, pero el peso de las normas tradicionales sigue siendo muy grande. Miro la evolución del mundo y siempre es una lucha nunca ganada, es continua.
Bueno, llevamos siglos y siglos así…
Como no…
Ya para acabar, usted es obviamente muy conocida en Europa y, prácticamente, todo el mundo, en parte porque Francia ha sabido proteger su cine y exportarlo. ¿A qué se debe este éxito de Francia? ¿Qué es lo que hace Francia con el cine y la cultura que otros países como España no hacen?
Dos leyes muy importantes. La primera se hizo al final de la II Guerra Mundial, a raíz de la prohibición de las películas americanas durante el conflicto. Cuando los americanos quisieron volver, una vez terminada la guerra, el gobierno francés les obligó a seguir la misma regla que con los otros países: un porcentaje de cada entrada de cine irá dirigido a un fondo común, el “Fonds de soutien”. Esto es único en el mundo y sólo Francia tuvo esta gran idea. Los americanos siguen queriendo eliminar esta ley, pero no lo logran. Este fondo nos salvó la vida.
Y después, Jack Lang, quien fue un gran ministro de cultura cuando François Mitterrand fue Presidente (de la República Francesa), ayudó a la música, al sector literario y al cine. Para el cine, canales de pago como Canal + estaban surgiendo y les dijo que debían dar un 10% de su financiación a la creación francesa. Así pudimos luchar y tener tantas películas cada año. Aunque a muchos políticos no les interesa la cultura ni el cine, esto al menos dio fuerza para que se pudiera continuar, además de ayudas como las de UniFrance. El gran desastre en Europa es que no hay leyes como las francesas para apoyar a los grandes talentos que tiene, de los cuales los políticos parecen no darse cuenta. No todos, pero muchos son ciegos e ignorantes.