Ainhoa Arteta se reivindica con más fuerza que nunca en el Teatro de la Zarzuela.
Ficha Artística
- AINHOA ARTETA
- Soprano
- RAMÓN VARGAS
- Tenor
- JAVIER CARMENA
- Piano
- CRÍTICA
Hay conciertos que son concebidos como un ejercicio de fuerza y resistencia, y el recital que nos ofrecieron el pasado 6 de febrero Ainhoa Arteta y Ramón Vargas ha sido un claro ejemplo de ello. Ambos cantantes volvían al Teatro de la Zarzuela un año después para ofrecernos un nuevo concierto dentro del ciclo de actividades y recitales que se organiza cada temporada.
Ya desde los primeros minutos quedó claro que estábamos en una noche muy especial. La cantante guipuzcoana salió muy emocionada a escena bajo el calor de una inmensa ovación que le recordó lo mucho que le quiere el público madrileño. Un sonado recibimiento que buscaba dar calor a una soprano que viene de sufrir una complicada enfermedad y que, como ella misma reconoce, aún se encuentra en pleno proceso de recuperación vocal. Si el año pasado Ainhoa Arteta buscaba retomar su carrera profesional, en esta ocasión ha sido la constatación de su notable recuperación y de su lucha profesional. Sin duda su reivindicación como cantante fue el gran titular de la noche.
Acudía junto a ellos el pianista Javier Carmena, reputado pianista que muchos recordaran por la interesante zarzuela que estrenó recientemente en Los Teatros del Canal, El orgullo de quererte. Obra muy interesante que se sitúa entre las mejores creaciones del género chico en los últimos años y que por supuesto sonó en este recital.
El Tango de la Menegilda de La Gran Vía fue el aria con la que la soprano comenzó el recital. Una canción muy alegre de Federico Chueca y Joaquín Valverde con una de esas letras divertidas y castizas con la que es imposible fallar y que conectan muy bien con el público. Acto seguido el tenor mexicano Ramón Vargas salió a escena para cantar la Romanza de Teháe, preciosa canción con la que el cantante pudo demostrar toda la belleza y coloratura de su increíble voz.
Potente punto de partida que dio pie al Dúo de Carolina y Javier, de Federico Moreno Torroba. Emotiva canción con la que Ainhoa Arteta y Ramón Vargas demostraron lo bien que se compaginan y entienden encima de un escenario. Relación artística que no es casual, ya que la propia soprano explicó que son íntimos amigos desde hace más de treinta años, siendo el apoyo del tenor mexicano clave para su recuperación y estado de ánimo.
No cabe duda de que fue una noche fuertemente reivindicativa en la que Ainhoa Arteta quiso dejar muy claro que su carrera está muy lejos de terminar, pese a quien le pese. Un mensaje claro y directo que mandó a todos los críticos que durante los últimos meses dijeron que la artista vasca debía retirarse. Muy emocionada cantó varías arias con letras que podían interpretarse en ese sentido.
También hay que elogiar la maravillosa voz de Ramón Vargas, posiblemente uno de los tenores líricos más activos y potentes de la actualidad. Personalmente el gran momento de la noche fue su interpretación de “La roca fría del calvario” de José Serrano. Una aria que siempre es un regalo escuchar y con la que el tenor mexicano supo sacar lo mejor de su voz y entonación. La ovación posterior dejó claro que acabamos de asistir ante un momento único.
Dos horas maravillosas con la que Ainhoa Arteta y Ramón Vargas demostraron su inmenso amor y dedicación por nuestra zarzuela. El dúo de Jacinta y Goro de “Los claveles” fue el bis final con el que los cantantes acabaron de ofrecer un hermoso recital de pasión y mucha reivindicación. Sin duda una noche para el recuerdo.