Entrevista en exclusiva a ELENA MARTÍN, diretora de JÚLIA IST
La actriz Elena Martín (Les amigues de l'Àgata) debuta en la dirección de largometrajes con este filme que ella misma protagoniza, y nos ha ofrecido una entrevista en exclusiva donde desgrana las claves que han llevado a esta película a recibir numerosos elogios por parte de crítica y público.
¿En qué momento decidiste que esta historia, que tu estancia en Berlín de Erasmus, merecía ser explicada?.
Nos dábamos cuenta de que había vivencias en común aun estando en ciudades muy diferentes, y que estábamos pasando por un proceso muy parecido que era interesante analizar porque explicaba algo más allá de lo que le puede pasar a uno concretamente. Cuando volvimos del Erasmus pasamos todos por una crisis importante, de sentir que vuelves atrás en muchos sentidos. A parte de que vuelves a la ciudad donde habías estado siempre, vuelves a depender de tus padres, vuelves a hacer las clases de la universidad normales, y todavía te queda un año para acabar la carrera…
A parte había cosas más internas, como una especie de crisis de identidad que compartíamos con otros amigos que habían marchado, tanto de Erasmus como a vivir fuera. Y entonces dijimos que todo esto no lo habíamos visto nunca reflejado en una película que hablara del Erasmus. Sí que había películas de viajes introspectivos, como por ejemplo Lost in Translation, en el que el título ya te lo explica, pero no en este tipo de viaje que es muy común, porque hay muchos estudiantes en Europa que se van de Erasmus que viven cosas parecidas. No te vas de casa, sino que haces un simulacro de independencia, y vuelves, a no ser que hagas un traspaso de expediente, pero son cosas más puntuales, la norma es que te vas y vuelves, y pensamos que valía la pena hacer una película realista sobre la experiencia con toda su complejidad.
La que estaba en Berlín eras tú, y los otros compañeros que aparecen en el film, ¿dónde estaban?.
La Marta Cruañas, que también es la productora y coguionista, estuvo en Colonia, pero al cabo de dos meses se aburrió y se agobió mucho y vino a Berlín. Allí compartimos tres meses. El Pol no era Erasmus, era intercambio bilateral, que se dice así porque él estaba en California pero las normas vienen a ser las mismas, y la Maria estaba en Praga.
¿En qué lado de la cámara te sientes más cómoda?.
En los dos. Cada parte tiene su lado bueno. Siento un placer diferente en cada posición, pero me gustan mucho las dos. A nivel de comodidad y de facilidad hace más tiempo que actúo, y es la primera vez que dirijo, por lo que delante de la cámara me sentía más cómoda; pero como en esta ocasión tan sólo me dirigía yo había un plus de dificultad que también me hizo sentir insegura en algunos momentos. La dirección me gusta mucho y también hago teatro. Una cosa sin la otra me haría menos gracia. No quiere decir que siempre quiera hacer las dos cosas a la vez, pero irlo alternando me gustaría mucho, si es posible, en este mundo de azares.
Como directora y actriz a la vez como sabes, dentro de la escena, como has dado con el tono adecuado?.
Esta pregunta, concretamente, no me la han hecho, y básicamente ha sido el conflicto de la peli para mí, el gran trabajo. Al principio rodábamos con muy poco tiempo y tenía que confiar en mi intuición como actriz. Si como actriz tú estás haciendo una escena y aunque no te veas desde fuera sientes si estabas más conectada, menos conectada, y me guiaba por eso. Y cuando el Pol Rebaque, que era director de foto y también guionista, no estaba liadísimo, porque claro, él se hacía su propio foco y era un lío. Pues cuando él había podido ver la toma me podía decir también que le había parecido. Era todo un poco complicado.
Después, cuando yo realmente empecé a sentirme cómoda y sentir que dirigía la película fue cuando decidimos doblar el tiempo para cada escena, y cada plano que se tiraba parar, hacer el replay, corregirme y corregir a los otros actores, y volver a tirar. En Berlín, por ejemplo, la Laura Weissmahr, que interpreta a Fanny, somos muy amigas desde el cole. Todos los actores eran amigos míos y confío en ellos, y yo les decía mis indicaciones y ellos me decían si se les había saltado algo de lo que yo había hecho. Y con Oriol Puig, que es el chico que interpreta a Jordi, también tenemos mucha mucha confianza y hay escenas complicadas y él también dirige, y me decía: “claro, si tú no me dices esto así yo no podré contestarte enfadado”, y de alguna forma ya me estaba dando una indicación.
¿Es más difícil exigirte a ti misma como actriz siendo directora, o es mejor adaptarse a otro director, como Con el viento de Meritxell Colell?.
Me doy cuenta de que yo soy muy exigente conmigo misma, pero no lo eres tanto como con la otra gente: Yo pillo mucho cuando algo se está haciendo de mentira, y por eso hice todo el visionado, que eran ciento ochenta horas de vídeo. La parte en catalán con la Marta Cruañas, que es la productora, y la parte en alemán con el Andrés Mellinas, que es un productor amigo que habla alemán, para que me ayudaran a escoger las tomas, porque yo no hubiera dado ninguna por buena y ellos me ayudaban a tener un poco de “seny” en esto.
La diferencia cuando te está dirigiendo alguien es que tú depositas parte de tu confianza en aquella persona. Puede ser que a ti no te haya gustado como ha quedado la escena pero si aquella persona te dice “está bien”, pues está bien y es su visión lo que al final importa. La persona que está dirigiendo acabará construyendo la película, por lo que él sabe lo que necesita de ti, y en tu trabajo, de alguna forma, tienes menos responsabilidad, pero también tienes la exigencia de que no puedes decidir volverlo a hacer, con lo que lo mejor es sentirse concentrado desde el principio, para que, cojan la toma que cojan, te sientas satisfecho.
Con Meritxell Colell también establecimos una amistad y al final en muchas tomas me decía “¿Quiéres verla?” y yo la miraba y le decía “¿quiéres volverla a hacer? Y me decía “va, sí”, o sea que, aunque no creo que me pase casi nunca, con ella había momentos cuando el tiempo lo permitía que era muy guay.
Tú tienes fama de colaborar mucho con tus compañeros, así que está bien que sea recíproco, que la Meritxell…¿os conocisteis a partir de Cómo el viento?
Sí. Hice el cásting y durante el rodaje fui cogiendo confianza y ella también me ayudó mucho en decisiones de Júlia Ist que me llevaron a trabajar con material, y cuando no rodaba estaba visionando y ella me decía lo que opinaba y tal.
Pequeños detalles, ¿no?. Casi como editora…
Bueno, a ella de hecho le han puesto el crédito de scripter y todo en la peli, porque ayudó mucho.
¿Ha habido muchas diferencias respecto a Las amigas de Ágata?
Ha sido muy diferente. Las amigas de Ágata era el primer personaje largo que yo hacía delante de la cámara, cogí mucha soltura, me familiaricé con la cámara. La diferencia con el teatro es que te tienes que hacer muy amigo de la cámara, no te ha de importar que esté tan cerca, y en eso en Las amigas de Ágata pusimos tantas horas que al final ya no sabía cuándo grababan y cuando no, ni de que ángulo. Fue la primera vez y fue muy importante. Con Júlia Ist el trabajo era más de precisión. En Las amigas de l´Agata tenía mucha libertad, hacía lo que quería y ellas lo montaban, y en Júlia Ist decíamos pasa esto y ha de ir así. Si tienes que llorar tienes que llorar y punto. Se han combinado muy bien los dos aprendizajes.
La música me ha parecido muy bien escogida, ¿cómo lo has hecho?. Sé que han sido tus compañeros que la han hecho para ti pero está tan bien escogida que me pregunto ¿una vez hecho el montaje ha sido cuando has visto aquí va la música o este tipo de música o al revés, ellos han hecho la música y tú has sabido donde meterla…
Es una mezcla. Nosotros teníamos un archivo enorme de música porque tenemos muchos amigos músicos y nos dejaban su música que ya estaba hecha y alguna otra que han hecho expresamente. Hay un banco de canciones enorme y a la hora del montaje íbamos colocando las canciones, porque también tenía mucho que ver con el fluir de la película. Una vez que tuvimos una versión del montaje lo bastante sólida gracias al trabajo con Ariadna Ribas, se lo pasamos a los encargados del diseño de la banda sonora, y ellos nos dijeron “vale entendemos la propuesta pero creemos que esta da mejor la emoción que esta otra y esta encaja mucho mejor”.
Ellos nos hicieron otra propuesta. Nos discutimos, negociamos (esta la cambiamos y esta otra no), y entre todos llegamos a la mejor composición posible, y después una vez hecho esto y con el montaje definitivo Adrià Serrerols, que también nos ha dado canciones compuestas por él, nos hizo unas texturas musicales para momentos de la película donde no se utilizaban canciones, sino notas de ambientación (como por ejemplo cuando lo está dejando con Jordi la guitarra que se oye) que él fue llenando. También hizo expresamente la canción de la rave, la del final final a medida.
La continuidad de la música, ¿era uno de los objetivos que os habíais marcado?.
Siempre queríamos que fuera una película muy musical. De hecho en algún momento alguien nos dijo “os estáis pasando metiendo canciones, no hace falta tanto”, y fuimos depurando, lo que vino muy bien porque si no al final las canciones pierden fuerza. Queríamos que fuera muy musical porque Berlín es una ciudad que lo es, hay mucha cultura de la música en los clubs y en las discotecas. La gente va a escuchar música y el techno es un género super respetado. Hay muchos bares con micros abiertos y jam sessions, y muchos de nuestros amigos en Berlín son músicos. Allí tiras una piedra y hay un DJ, ¿sabes? y queríamos que eso estuviera presente.
Quizás es por esta musicalidad y también por el punto de melancolía que una vez, por ejemplo en el Festival de Málaga, se comparó Júlia Ist con Once, ¿tú lo ves así?.
No la he visto. Pues ya me la miraré.
Pues ya la verás, y cuando lo hagas ya me dices que tal. Yo creo que ambas comparten la música y el punto de melancolía en la ciudad.
Ah, pues ya me la miraré.
Ya me dirás que tal.
Esta pregunta no sé si es spoiler pero te la quiero hacer: la escena del baño es como la escena final de despedida en Berlín, y entonces hay la fiesta, en la que muestras que no te quieres ir, y entonces vuelves a Barcelona. ¿Por qué lo has querido hacer así ¿. ¿Cómo decidiste que fuera baño, otra fiesta cuando ya hemos visto otras fiestas, y entonces la vuelta?.
Porque el verano lo queríamos construir como una especie de sueño, un momento de permitirle al personaje estar bien en la ciudad, disfrutarla, llegar al punto álgido en el verano. Todo está construido para que lleguemos a la fiesta y podamos cortar en el momento más álgido de todos, de alguna forma. Era muy importante la elipsis con la escena anterior, y las fiestas son muy diferentes de tono. Hay una de día que es muy luminosa, y la otra es más bien oscura, porque una vez la Júlia llega a este punto de crisis, todo lo demás te lo puedes imaginar. Lo importante es que ella lo entienda. Después seguramente su actitud ha cambiado, y el momento de entrar es “como ha cambiado”. Hasta aquí ha llegado al punto de que ella no quiere marchar y siempre cuando llega este punto es cuando tienes que marchar y era importante que el verano fuera positivo y ver a la Júlia no como un personaje depresivo, es que está pasando una época introspectiva, de crisis, pero era importante en algún momento de la película ver al personaje relajado, abierto, positivo…y este es el del verano.
Entonces, ¿cuál es el mensaje que quieres transmitir?.
Así como mensaje más grande, porque había muchas capas que queríamos trabajar, y que espero que vayan colando en la peli, pero como concepto grande es esta primera vez, que es lo contrario de un viaje para encontrarte a sí mismo. Es la historia de una chica que entiende por primera vez que ella no puede definirse tan fácilmente, y que en cada contexto, en cada situación será una persona diferente y que no se trata de llegar a entenderlo todo sino aprender a tomar decisiones y a enfrentarse a las crisis con madurez. Esta era un poco la idea de la peli.
La fotografía me parece excelente, ¿habéis utilizado luz natural?. ¿Cómo lo habéis hecho?.
El Pol Rebaque, que es el director de foto, y yo rodábamos con una Cannon 7D, y algunas escenas con una 5D, que son cámaras muy básicas. Pero el Pol rodaba con sus objetivos analógicos que daban otra textura y todo era luz natural, salvo en algún momento que estaba muy oscuro y teníamos algún foco. Que sea muy bonito es gracias a que el Pol es muy bueno, y también Berlín es una ciudad muy fotogénica, y la luz natural de Berlín es increíble porque es nuboso y todo queda como tenue y filtrada.
Es muy bonita y a la vez realista, algo que creo que es muy difícil de conseguir.
Para finalizar: Para ti, ¿qué es lo mejor del cine y qué es lo mejor del teatro?.
En común tienen que son trabajos en equipo y eso me gusta mucho. Me gusta mucho trabajar con gente. Del cine hay algo que me gusta mucho que es la adrenalina del rodaje que en el teatro por mucho que la semana antes del estreno sea muy frenético la complejidad de un rodaje creo que es única, y yo soy una persona a la que le gusta mucho el agobio, y me gusta mucho la idea, casi religiosa, de confiar en que cada pieza se colocará en su sitio y al final se conseguirá la historia porque no lo ves hasta el final de todo, y eso es duro pero es la magia del cine. En teatro, justamente lo que no tiene el cine es lo que me parece más bonito, que es la inmediatez. Todos los elementos los tienes dispuestos allí y juegas con ellos en directo. Puede ser muy intuitivo de alguna forma, dirigiendo y actuando también.
Entrevistadora: Laura Ayet
Fotos: Milena Munjé