La prudencia: ¿Feliz año nuevo?
Ficha artística
- Dirección:
- Autoría:
- Iluminación:
Luis Alain Basadre - Música:
Luis Alain Basadre - Fotografía:
Erica M. Santos - Producción:
La Polaca Teatro
CRÍTICA
El humo, la oscuridad, el destello de las lentejuelas y dos inquietantes figuras con la mirada perdida dan la bienvenida a La Prudencia. Las dos hieráticas protagonistas, una siendo mecida por la otra en un caballito de madera, tienen la mirada perdida mientras el público ingresa en la sala. De este modo la compañía La Polaca envuelve a los asistentes en el atolondrado universo de Margarita, Trinidad y su amiga Nina, tan irracional y a la vez tan próximo al mundo que nos encontramos al levantarnos de nuestros asientos.
La Prudencia, con un título acertadísimo, se clasifica como una comedia negra precisamente ajustada a unos tiempos de hipervigilancia, alarmismo e individualismo. Con el guión del argentino Claudio Gotbeter y la dirección de Luis Alain Basadre, Susana Inés Pérez, María Resano Zuazu y María Rodríguez Pageo fascinan, alarman y divierten a partes iguales. Con la ambientación de la mano de Basadre, la música, la puesta en escena, la iluminación y el maquillaje acompañan y casan totalmente con el tono irracional y alocado de la obra.
Con un solemne “Salud, Margarita” y un “Salud, Trinidad” de las dos mujeres la obra nos sitúa en plena víspera de Nochevieja. Las dos caras pálidas, con un denso maquillaje teatral que ensalza las dramáticas facciones de las actrices, están muy lejos de estar viviendo esta fiesta con júbilo. De hecho, a la vez que arrugan la nariz por el vino de sus copas, comentan sus achaques, manías y locuras.
Cayendo en la absurdez, las mujeres están aterrorizadas del estado actual de la sociedad, cuestionando infinitamente a su amiga Nina antes de abrirle la puerta. Empuñando un paraguas a modo de escopeta, las dos mujeres se muestran alarmadas y aterrorizadas ante la presencia de un posible malhechor que, utilizando la voz de Nina, conseguirá introducirse en el apartamento.
Las risas no cesan en La Sala y la hipérbole de las actuaciones aumenta por minutos, mientras Margarita y Trinidad se ajustan a través de su carácter, vestuario y decisiones a una caricatura de las mujeres locas, desquiciadas, trastornadas, tan a la orden del día en en el panorama cultural.
Tan cercano a la Pearl de Ti West o al boom que Mi año de descanso y relajación ha tenido en el último año, estas tres mujeres encarnan un arquetipo que se encuentra en apogeo, a la vez que hacen sátira de la problemática del aislamiento, la desinformación de los medios de comunicación y la discreción exagerada.
Es a través de situaciones cómicas, absurdas e ilógicas que La Prudencia se hace eco del miedo al otro alimentado por los noticiarios, las habladurías y las divagaciones de la propia mente. Esta extrema cautela, conduce a Margarita y Trinidad por un camino de locura, brutalidad y asesinato, mientras ellas imploran clemencia, asegurando que sus actos estan amparados por la ley y fueron realizados en defensa propia.
Así, con las mujeres alejadas de cualquier realidad tangible, el telón baja, y La Prudencia toma significado. Esta prudencia permanece como una advertencia de los peligros desencadenados por un miedo irracional, de una mente aislada y carcomida por una previsión exagerada del futuro ¿Año nuevo, vida nueva, Margarita y Trinidad?.