Capitán América: Civil War: El escudo sí se mancha
Capitán América: Civil War (2016) afianza la idea que Marvel tiene por objeto encontrar su propio universo cinematográfico, algo que no lo ancla necesariamente a lo que el comic representa.
Acción | 147 min. | USA 2016
Título: Capitán América: Civil War.
Título original: Captain America: Civil War.
Director: Joe Russo, Anthony Russo.
Guión: Christopher Markus, Stephen McFeely.
Actores: Chris Evans, Samuel L. Jackson, Scarlett Johansson, Martin Freeman.
Estreno en España: 29/04/2016
Productora: Marvel Entertainment / Sony Pictures Imageworks.
Distribuidora: Walt Disney Studios Motion Picture Spain.
Sinopsis
Después de que otro incidente internacional involucre a Los Vengadores, causando varios daños colaterales, aumentan las presiones políticas para instaurar un sistema que exija más responsabilidades y que determine cuándo deben contratar los servicios del grupo de superhéroes. Esta nueva situación dividirá a Los Vengadores, mientras intentan proteger al mundo de un nuevo y terrible villano.
Crítica
Capitán América: Civil War (2016) afianza la idea que Marvel tiene por objeto encontrar su propio universo cinematográfico, algo que no lo ancla necesariamente a lo que el comic representa y que película a película, serie a serie, teje una suerte de relación empática con un público cercano a la adolescencia sin dejar de lado al otro núcleo más duro y exigente que de a poco va comprendiendo de qué se trata la traspolación.
Dicho esto, y para despejar dudas desde el inicio, debe decirse que el nuevo opus de los hermanos Russo cumple más allá de lo esperado, básicamente porque han entendido que entre solemnidad y madurez hay una gran diferencia, y en eso reside apostar a la frescura sin perder el control en el chiste autorreferencial o los devaneos narrativos tan característicos cuando se procura condensar en pantalla grande miles y miles de viñetas de una historieta.
Pero hay un dato significativo que le da sentido a toda la historia y a los dilemas morales de los superhéroes que tiene que ver con los daños colaterales de sus actos, es decir, preguntarse si el “vale todo” en la lucha contra el enemigo que cada vez es más compleja, porque entra el terrorismo en acción, no requiere un criterio o medida justa de control para que no termine con la vida de miles de inocentes o destrucciones completas de ciudades.
La primera distinción del universo cómic al cinematográfico tiene una explicación que puede motivar la primera crítica negativa.
La primera distinción del universo cómic al cinematográfico tiene una explicación que puede motivar la primera crítica negativa, pero que se justifica teniendo presente la calificación en busca de un público masivo al que la violencia o crudeza dejaría fuera del convite. Eso no significa que la muerte o los muertos tengan en esta película un rol secundario, sino todo lo contrario, porque las pérdidas atañen tanto a los poderosos y fuertes como a los débiles. De un bando y otro, sin el maniqueísmo de villano o defensor del bien, hay muertos que llorar, que vengar, que redimir ante tanta injusticia.
Nigeria es el escenario donde la mecánica del conflicto comienza a operar en la consciencia del Capitán América y compañía.
Nigeria es el escenario donde la mecánica del conflicto comienza a operar en la consciencia del Capitán América y compañía, porque la misión no es exitosa como se esperaba y esa es la causa que moviliza a un replanteo sobre el rol de los Vengadores y sus responsabilidades ante la ciudadanía.
Para este segmento los hermanos Russo apelan a todos los recursos narrativos válidos, en términos de acción, velocidad y resolución dramática que se va a extender durante todo el film cada vez que las secuencias de acción encuentren el equilibrio entre el entretenimiento y la contrapartida dramática, con el plus característico de Marvel a la hora de matizar entre la acción, algún apunte de color en medio de todo ese huracán de explosiones, enfrentamientos cuerpo a cuerpo y humor.
No hace falta contar la historia desde este espacio pero sí marcar la premisa que lleva al enfrentamiento entre Iron Man (Robert Downey Jr.), quien atraviesa una crisis personal que lo lleva a entender la importancia de someterse al control de la ONU y acatar los acuerdos de Sekovia (aquel pueblo destruido en La Era de Ultrón -2015-) frente a la intransigente postura del Capitán América, reacio a que la política hurgue en la actividad del grupo, fiel a su convicción ya mostrada en El Soldado de Invierno (2014), cuando de políticos se trata.
De esta manera, ambos líderes encuentran aliados en el resto de los vengadores sin la presencia de Thor ni Hulk (aliados en la próxima entrega del dios vikingo), mientras un tercero en discordia, el Soldado de Invierno cataliza la atención de ambos lados en medio del caos que no tiene frontera ni identidad, pero que se acerca demasiado a la realidad más actual en la figura del terrorismo, elemento novedoso y arriesgado, tratándose de Marvel/Disney y su habitual corrección política.
Para los que busquen más de lo mismo, teniendo en cuenta El Soldado de Invierno, con la trama de espionaje y thriller encontrarán en esta secuela muchas más aristas y coherencia narrativa; para los que desconfiaban de las posibilidades de concretar en Civil War un film intenso, entretenido y no derivativo ni dubitativo en cuanto a lo que pretende contar, se verán sorprendidos por el pulso de los hermanos Russo, que sin lugar a dudas se atornillan en el trono de la dirección y dejan cierta sensación de alivio al saber que serán los encargados de Avengers: Infinity Wars parte 1 (2017) y 2 (2018).