viernes. 22.11.2024

Youtube no está diseñado para el cine, para su duración, su formato, su escala, su temporalidad, su necesidad de atención y concentración, no digamos ya su Historia. Más bien al contrario, su éxito y su rentabilidad descansan en el algoritmo de recomendaciones (creado con nuestra inestimable colaboración) y en la dinámica de reproducción automática que nos llevan de un vídeo breve a otro con una lógica asociativa que trabaja sobre la adicción y la dopamina para multiplicar así la posibilidad de incluir anuncios previos a cada uno de ellos y, de paso, vender nuestros datos personales a través de Google.

A pesar de no estar diseñado para el cine, Youtube acoge la gran filmoteca universal

Sin embargo, a pesar de su lógica interna, de su gusto por lo breve, lo fragmentario y lo fugaz, en Youtube podemos encontrar los mayores tesoros de la gran filmoteca universal, películas de toda procedencia completas, restauradas, libres (o liberadas) de derechos y hasta con subtítulos en castellano. Otra cosa es acceder a ellas, saber cómo encontrarlas, organizar una videoteca personal que desafíe a las matemáticas y el orden interno de una plataforma que, lejos de ser un gran contenedor libre de vídeos de Youtube, se rige por unos parámetros exclusivamente comerciales. 

Andan estos días muchos buenos samaritanos de las redes sociales recomendando películas y haciendo listas temáticas o de autor para facilitarnos las búsquedas y que nos hagamos ciclos monográficos durante el confinamiento forzoso. Le agradecemos especialmente a Carlos Tejeda, autor de interesantes libros sobre cine experimental, Jim Jarmusch, Andrei Tarkovski y de un diccionario referencia de cineastas del siglo XXI (todos en Cátedra), algunas estimulantes recomendaciones que ha ido posteando estos días en Facebook y que les traslado no sólo para estas semanas sino para el futuro: por ejemplo, de su cineasta ruso de cabecera, uno de los más grandes poetas y visionarios de la condición humana, tienen ustedes en Youtube nada menos que su filmografía integral, La infancia de Iván, Andrei Rublev, Solaris, Stalker, El espejo, Nostalgia y Sacrificio.

Buenos samaritanos virtuales confeccionan estos días en las redes sugerentes listas y ciclos de películas para ver en casa

De Tarkovski podemos llegar fácilmente a otro grande, Chris Marker, a través de su ensayo documental Un día en la vida de Andrei Arsenievich, y añadir a nuestra lista de reproducción otros trabajos suyos como La jetée, Recuerdos del porvenir o Las estatuas también mueren, que nos conecta a su vez con Alain Resnais, de quien, además de su fundacional y nuevaolera Hiroshima, mon amour, también podemos hacernos un ciclo de documentales formado por Van Gogh, la esencial Noche y niebla o Toda la memoria del mundo.

El cine mudo siempre es una fuente inagotable de placeres cinéfilos, y más precisamente ahora. Pueden empezar ustedes, junto a sus hijos, con una buena sesión de comedia burlesca y slapstick de la mano de sus grandes maestros: Harold Lloyd (El hombre mosca), Buster Keaton (El moderno Sherlock Holmes, El maquinista de la General, El héroe del río) o, cómo no, el gran Charles Chaplin, de quien pueden disfrutar de numerosos cortos y de títulos mayores como El circo o Tiempos modernos. Entre la Alemania expresionista, el último esplendor mudo y los albores del sonoro, F.W. Murnau es otro de los maestros incuestionables: Nosferatu, Phantom, El último, Tartufo, Fausto, Amanecer y su postrera Tabú están todas a su disposición.

Ahora que las ciudades se han quedado vacías y silenciosas, es buen momento para recuperar aquellas sinfonías urbanas que mezclaron documental y vanguardia en formatos siempre audaces y modernos: Manhatta, Berlín, sinfonía de una gran ciudad, El hombre de la cámara, Á propos de Nice o Douro, faina fluvial están disponibles en Youtube o Vimeo. Una misma voluntad vanguardista, experimental y onírica atraviesa la obra de una de las grandes mujeres cineastas de todos los tiempos, la norteamericana Maya Deren, de la que pueden ver su esencial Meshes of the afternoon y otros cortos de los años 40 como At land, A study in choreography for camera, Meditations on violence o Rituals in transfigured time.

Del cine clásico de Hollywood pueden probar a descubrir o recuperar a uno de sus primeros maestros consumados, hoy casi olvidado, Frank Borzage, de quien están disponibles, entre otras, obras maestras como El séptimo cielo, Bad Girl o Man’s castle.

Clásicos mudos como Murnau o Keaton, modernos y contemporáneos como Kiarostami o Tarr, todos están al alcance de un clic

Más próximos ya en el tiempo, igualmente esenciales en su apuesta pedagógica, humanista y estética, el iraní Abbas Kiarostami o el húngaro Béla Tarr también están accesibles de manera gratuita: del primero es buen momento para recuperar o descubrir la metacinematografica Close-up o El viento nos llevará; del segundo, domador de las sombras del alma humana en tiempos pre-apocalípticos, pueden ver La condena, Sátántangó, Armonías Werckmeister, El hombre de Londres o la desoladora y premonitoria El caballo de Turín.

Los autores y los títulos son interminables: pueden hacerse un ciclo John Cassavetes con Una mujer bajo la influencia, Shadows, The killing of a chinese bookie u Opening night, o ver algunas de las obras maestras de los japoneses Ozu (Cuentos de Tokyo, Primavera tardía, Late Autumn) y Mizoguchi (Elegía de Osaka, Los amantes crucificados), viajar a la India a través de los ojos de Renoir en esa joya que es El río, recuperar la infancia de Bergman en Fanny y Alexander o revisitar Vertigo en clave found footage de la mano de Guy Maddin y Evan Johnson en The Green fog, que el propio autor ha puesto en abierto para la ocasión como muchos otros colegas. Hay tiempo incluso para intentar comprender con perspectiva crítica qué es lo que pasa en el mundo, y pocos lo han hecho mejor que Adam Curtis, cuya Hypernormalisation es ya todo un hit youtubero de referencia.   

Casi todo (el buen cine) está en Youtube