Dirección y autoría: Gustavo Del Rio.
Elenco: Fernanda Barrio Barcala, Martín Maez y Rocío Salgado.
Diseño y Realización Escenográfica: Gustavo Brito.
Diseño de Iluminación: Javier Quintana.
Técnico en Gira: Anxo Fernandez y/u Marcos Alonso.
Es una producción de Ártika Cía.
CRÍTICA
En Carabanchel encontramos la Sala Tarambana, la cual nos ha abierto el domingo sus puertas para apreciar la obra teatral Mosca, traída desde Vigo por la compañía de teatro Artika CIA.
Mosca pone en el escenario la historia real de un niño que tristemente se suicidó tras sufrir bullying el año pasado.
A lo largo de la obra, observamos a Pedro, quien con diez años va descubriendo su homosexualidad, por lo que es acosado por sus compañeros de clase. Su carácter y la establecida “ley del patio” lo llevan a mantener todo callado y permanecer en un bucle de agresión cada día que va al colegio.
Su papá, taxista, y su madre, una mujer agobiada por estar en el paro, hacen lo posible para comprender a su hijo y guiarlo hacia el mejor camino posible, aunque llevan perspectivas distintas entre ellos. En la historia también es importante la maestra de Pedro, quien ayuda a sus padres a indagar sobre los responsables del bullying hacia Pedro cuando notan los indicios. Sin embargo, cuando sus padres llegan a saberlo todo, la herida para Pedro ya es bastante profunda.
El director y dramaturgo de esta obra, Gustavo del Río quiso dar visibilidad con su obra a un problema serio de nuestra sociedad. Este propósito social de Mosca es compartido por su anterior obra, Hugo, la cual aborda la diversidad a través de la mirada de un chico con autismo y recibió el premio a Mejor Espectáculo Infantil en los Premios XXVI de Teatro María Casares.
En esta ocasión, el director se ha apoyado de un elenco minimalista, con tres actores que ejercen cada uno un rol único y a la vez comparten el papel de Pedro. Estos tres artistas son Fernanda Barrio, Martín Maez y Rocío Salgado.
Mosca resulta ser una obra bastante cruda, no hay medias tintas en lo que se expresa y sin duda se quedará con un espacio de tu mente. Desde la homosexualidad de Pedro y sus exploraciones, hasta las agresiones contantes por parte de otros niños, todo pasa sin filtro. Esto es algo bastante valorable de la obra, aunque a veces se podría desear que rebajaran el tono en momentos en los que hasta te puedes quedar con la piel de gallina. Pero ese es el objetivo: salir profundamente concientizados del teatro.
Los actores hacen un trabajo excelente con sus papeles y mostrando cada uno un pedazo de Pedro. Esto es de hecho quizá lo mejor de la obra: la remarcable actuación del elenco.
Quizá no sea una obra muy apta para los niños, pero ciertamente es importante que los adultos vean este tipo de obras para afrontar los graves problemas sociales que llevamos hoy en día.
Nota: 7,8/10
