Cuenta además con una introducción histórica imprescindible, que sitúa el nacimiento del flamenco en 1613 en un texto de Las novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes, y desde ahí la evolución que ha experimentado el nuevo arte hasta alcanzar el cine, que “aún no tenía nombre, carecía de significado y por ello había que señalarlo con el dedo”, afirmación que traigo a colación con permiso de Gabriel García Márquez, y que figura en las primeras páginas de su fábula genealógica Cien años de soledad (1967).
“El flamenco no fue un espectáculo, ni nació para ser un espectáculo: era la forma de expresión de un pueblo más bien inarticulado, eran los poemas que decían a gritos de llanto unos analfabetos que no podían expresarse de otra manera, eran los lamentos de amor de un tosco primitivo que apenas sabe hablar pero que al recibir la herida se expresa de ese modo.
¿Quién podría pensar que ese lamento íntimo, que ese llanto musical, que ese abrirse las carnes para enseñar el corazón, pudiera ser un día taquillero?”, afirmaba el cineasta español Edgar Neville en su Flamenco y cante jondo (1963).
Ignoramos si Neville, también novelista y diplomático y amigo de Lorca, incluía la pantalla en su reflexión, pero la relación entre el cine y el flamenco comienza desde las primeras películas del período mudo, y ha ido creciendo a partir del sonoro bajo múltiples perspectivas, desde las apariciones más o menos puntuales de artistas (cantaores, bailaores, tocaores, etc.) al relieve dramático de la propia música, tanto en películas de ficción como documentales.
El presente volumen es la tercera obra escrita a dúo por el laureado historiador español Carlos Aguilar y su esposa, la escritora de éxito canadiense Anita Haas, autores de rica trayectoria en la historiografía fílmica y musical. Flamenco y cine verifica el ingente trabajo de no pocos años previo a la fase de escritura, compuesto de visionados, audiciones, lecturas, consultas, entrevistas, viajes, búsquedas diversas, paciente confrontación de datos… Y brota de una intensa pasión de los autores por el flamenco, por el cine…, y por el flamenco en el cine.
Esta pasión ha creado y determinado el libro, cuya naturaleza aúna la obra de consulta con el ensayo, al abrigo de esta música de peculiar belleza y especial dignidad. Se incorporan además cientos de ilustraciones, casi a una por página en blanco y negro y en color, por lo común inéditas y de gran diversidad (fotos y carteles de películas, retratos de músicos y cineastas, actuaciones y portadas, etc.).