4 de marzo de 2017, 18:46
Ya era hora de que llegara en una condiciones notables esta obra que dio a conocer para el gran publico occidental la figura de un director tan particular como interesante como lo es Takashi Kitano y que consiguió el preciado León de Oro en el Festival de Venecia en el año que fue exhibida.
Es esta, una obra que resuma fuerza y potencia en cada imagen de la misma, causada sobre todo a las condiciones en las que fue dirigida, con un Kitano que estuvo a punto de fallecer a causa de un accidente de tráfico y que lanzaba un mensaje claro a la muerte: Todavía no. Es por ello que el espectro oscuro de la muerte (como ocurre en casi toda su filmografía) es palpable a cada instante y no tanto por esa hija fallecida del Yoshitaka Nishi, al que interpreta Kitano como por la sensación de que la propia ciudad en la que vive es un auténtico infierno lleno de violencia y maldad.
Sin embargo, y a pesar de la negatividad que desprende cada rincón, este policía decide que es hora de que todo cambie, y si la justicia no es lo suficientemente útil, una alternativa donde el protagonista se convierte en todo un justiciero civil, por dolorosa e hiriente que parezca, será la mejor opción.
Pero el largometraje es mucho más que una simple película de venganza contra la Yakuza, llena de grandes escenas de violencia y sangre muy bien coreografiadas, y es que a pesar de lo duro e implacable que Nishi se muestra contra sus enemigos, se muestra indefenso contra un villano mucho peor y cruel: el cáncer que está padeciendo su esposa, y que nos regala las imágenes más poéticas y pictóricas de toda la película, que si además puede verse con la gran restauración que han hecho del material original de la película, se disfrutará aún más. Unas escenas que no necesitan de diálogos aplastantes y reivindicativos como es usual cuando se habla de enfermedades y de la superación de estás, si no que muestran la gran complicidad entre Nishi y su esposa a base de miradas, gestos, movimientos del propio cuerpo, donde una caricia vale más que mil palabras o la utilización del juego (otra tema recurrente en la obra de Kitano) aquí el elemento más importante debido a que se convierte en la pieza fundamental de la nueva relación que se da entre Nishi y la Yakuza a la que debe pedir un favor a pesar de lo cruel que fue con ella anteriormente
Además, la película viene acompañada de un interesante pero pequeño making of dónde veremos cómo fue el rodaje del largometraje y de un libreto escrito por Mike Hostench, subdirector del Festival de Sitges que nos da algunas claves tanto de la película como de la obra de Kitano y de algunos fotogramas a todo color del film. Quizás sean pocos extras para un bluray pero la obra por si sola ya merece su compra.