El pasado 29 de abril nos levantamos con la triste noticia de la muerte de Irrfan Khan. Una infección de colón acabó con su vida tras haber luchado durante un tiempo contra un raro cáncer neuroendocrino. A menudo conocido como NET, se trata de una afección en la que hay un crecimiento anormal de los tejidos en la hormona que produce las células nerviosas (o células neuroendocrinas) del cuerpo. Este contratiempo se tradujo en el abandono temporal de su carrera cinematográfica, aunque su aparente mejoría en 2019 le permitió protagonizar su última producción cinematográfica aún pendiente de estreno, la secuela de Hindi Medium (2017) titulada Angrezi Medium, donde dio vida a un empresario que envía a su hija a Londres para que estudie una carrera centrada en la lengua inglesa.
Irrfan Kahn fue el primer actor de Bollywood en protagonizar dos películas que ganaron el Premio de la Academia al Mejor Director. En India llegó a ser una auténtica celebridad reconocida. Ganó entre otros tres Premios Filmfare, un Screen Actors Guild Award, una nominación a los Independent Spirit Award en 2011 y el Asian Film Award en 2014. Recibió un premio nacional al mejor actor en 2012 por su película Paan Singh Tomar y se convirtió en receptor del Padma Shri, el cuarto premio civil más importante otorgado por el gobierno indio. En septiembre de 2015, fue nombrado embajador de la marca Resurgent Rajasthan, una campaña del gobierno estatal, prestando su inigualable voz al espectáculo de luz y sonido en el monumento a los caídos para el ejército indio en Vidhan Sabha Road, Jaipur.
Irrfan Kahn fue el primer actor de Bollywood en protagonizar dos películas que ganaron el Premio de la Academia al Mejor Director.
Aclamado por crítica y público como uno de los mejores actores de su generación por su versatilidad y naturalidad, Irrfan Khan (cambió su nombre en 2012 de Irfan a Irrfan porque le gustaba el sonido de su nombre con la ‘r’ extra, aunque algunos también apuntan razones de buena suerte numerológicas) nació y se crio en Jaipur, capital del estado de Rajastán en la India también conocida como la ciudad rosa. Su madre, Begum, era de la familia Tonk Hakim, y su padre, el difunto Jagirdar, era de la aldea de Khajuriya, cerca del distrito de Tonk, y regentaba un negocio de neumáticos. Desde la infancia su pasión fue la de actuar, aunque hasta entonces nadie en su familia había tenido nada que ver con el mundo del espectáculo. En 1984 obtuvo una beca para estudiar en la Escuela Nacional de Drama de Nueva Delhi, donde conoció a su esposa, Sutapa Sikdar, graduada como él y con la que lleva casado casi un cuarto de siglo. La pareja tiene dos hijos: Babil y Ayaan. El hijo mayor, Babil, trabajó como asistente de cámara en la comedia romántica protagonizada por su padre, Qarib Qarib Singlle.
Cuando llegó a Bombay se tuvo que buscar la vida empleándose como reparador de aire acondicionado. Se da la curiosidad de que una de las primeras casas que visitó para llevar a cabo su cometido laboral fue la de la superestrella Rajesh Khanna. Sus primeros pinitos como actor tuvieron lugar en distintos programas de televisión, entre los que destacaron Chanakya, Sara Jahan Hamara o Banegi Apni Baat.
Cuando llegó a Bombay se tuvo que buscar la vida empleándose como reparador de aire acondicionado.
Su debut en la gran pantalla le llegó en 1988 con tan sólo veintiún años, en un breve papel como escritor de cartas en la maravillosa Salaam Bombay, de Mira Nair, directora con la que luego repetiría en 2006 con la multipremiada El buen nombre. El problema fue que su cameo acabó descartado en el montaje final del film. A este primer e invisible trabajo, le seguirían otros más exitosos como Drishti (1990), Ek Doctor Ki Maut (1991) o Pita (1991). A partir de entonces, Kahn fue encadenando algunos proyectos remarcables como Such a Long Journey (1998) o The Goal (1999), junto a otros que no lo fueron tanto: Ghaat (2000) o Kasoor (2000), hasta que el empujón definitivo hacia la fama le llegó gracias a la película británica de 2001 The Warrior dirigida por Asif Kapadia (quien ganó el Oscar al Mejor Documental por Amy), relato de un viaje épico, desde los remotos e intemporales desiertos de India hasta las montañas del Himalaya, que arrasó en los Festivales de Cine donde fue presentada.
Dos años después nos regaló un recital interpretativo en Haasil de Tigmanshu Dhulia (2003), en el que dio vida a un matón ambicioso, impetuoso e intrépido que ejercía como líder de una violenta banda estudiantil de la Universidad de Allahabad. Ese mismo año interpretó el papel principal en la también aclamada Maqbool, una adaptación del Macbeth de Shakespeare.
En 2007, y ya instalado en el Olimpo de las estrellas bolliwoodienses tras especializarse en papeles de villano, apareció en el éxito de taquilla Life in a Metro, por la que recibió un premio Filmfare como mejor actor secundario, además de la ya citada El buen nombre (The Namesake), en la que se puso en la piel de un padre de familia que emprende la aventura americana junto a su prole cuando consigue un trabajo como profesor en la Universidad de Cambridge (Boston). En el que sin duda resultó uno de sus años más prolíficos, comenzó a su incursión en la gran industria de habla inglesa, donde tuvo la oportunidad de participar en dos producciones muy comerciales: Un corazón invencible (A Mighty Heart) de Michael Winterbottom y The Darjeeling Limited, de Wes Anderson.
Incluso después de convertirse en un actor exitoso en Bollywood, no rompió sus vínculos con la televisión. En esta época destacó como conductor de un programa tipo Cuarto Milenio llamado Kya Kahen basado en la superstición y la percepción extra-sensorial.
Su rol de inspector de policía en Slumdog Millionaire (2008), de Danny Boyle y Loveleen Tandan, le supuso ganar de manera individual el Premio del Sindicato de Actores, mientras que la producción conseguía ocho estatuillas de la Academia de las diez a las que estaba nominada (incluyendo los dos premios más importantes: mejor película y mejor director). La película encumbró al estrellato a su joven pareja protagonista: Freida Pinto y Dev Patel. Pero también le abrió de nuevo las puertas a Irrfan. Se las arregló para conseguir un agente en los Estados Unidos y a partir de entonces ya no hubo vuelta atrás.
En 2009, después de protagonizar el thriller Acid Factory, declaró su preferencia por participar en películas de acción. Así apareció como agente del FBI en New York y como comerciante de diamantes en el segmento dirigido por Mira Nair en New York, I Love You. En 2010, trabajó en la tercera temporada de la serie de HBO In Treatment, interpretando el papel de Sunil, a quien le resulta difícil aceptar la muerte y la soledad de su esposa después de mudarse a la Gran Manzana. Y así, año tras año, siguió encadenando éxito tras éxito: en 2011 Paan Singh Tomar, sobre la vida del atleta indio más laureado de todos los tiempos; en 2012 interpretando al doctor Rajit Ratha en The Amazing Spiderman y a la versión adulta del protagonista en La Vida de Pi de Ang Lee; en 2013 con la conmovedora The Lunchbox, que entre otros parabienes ganó el Grand Rail d’Or en el Festival de Cine de Cannesy recibió una nominación a los BAFTA, aparte de convertirse en el film indio más taquillero de la historia en ese momento; en 2014 apareció en Gunday, que fue un éxito de taquilla moderado, mientras que en 2015 sus trabajos más considerados fueron la india Piku, junto a Deepika Padukone y Amitabh Bachchan, y la mega producción hollywoodiense Jurassic World.
Irrfan explicó en varias entrevistas como cuando se estrenó la seminal Jurassic Park en 1993 él no pudo ir a verla a los cines porque no tenía una rupia para gastar, y mira por donde, años después, se veía en la piel de uno de los personajes más importantes de la saga. 2016 fue el año de Inferno, dándole la réplica a Tom Hanks, y de Madaari, donde se atrevió con Dama Dama Dam, una de las canciones de la banda sonora. También en esta época destacan sus dos colaboraciones con el realizador indio Anup Singh, con el que mantuvo hasta sus últimos días una gran amistad: Quissa, the Tale of a Lonely Ghost y la mágica The Song of Scorpions (2017), que se presentó en el Festival Cines del Sur en Granada. En 2017 apareció en dos películas, Hindi Medium y Qarib Qarib Singlle. Antes de retirarse debido a sus problemas de salud, aún tuvo tiempo de participar en el film independiente norteamericano Puzzle, y en las indias Blackmail y Karwaan.
Con una habilidad camaleónica que le ha alejado del encasillamiento que lastró a otros intérpretes coetáneos, la cámara siente adoración por él.
Para los que se pregunten cuál ha sido el secreto de haber permanecido durante décadas en lo más alto del podio interpretativo de su país encontramos la explicación tanto en su estilo de actuación como en la prudencia a la hora de escoger sus roles en pantalla. Su método ha sido tan discreto como lacónico. Con una habilidad camaleónica que le ha alejado del encasillamiento que lastró a otros intérpretes coetáneos, la cámara siente adoración por él. Su voz se asemejaba a una olla a presión a fuego lento, la expresión de sus ojos mantenía una mirada desconsolada y su lenguaje corporal podía ser flexible, desde un paso lánguido hasta un sprint atlético. En cuanto a su lado más sensato y comedido, el actor jamás tiró de ideología como tarjeta de visita. Sin grandilocuencia política, sin comentarios mordaces en redes sociales, sin asociaciones con las más diversas causas… Cuando le llegaba un proyecto que entrara en áreas incómodas de religión y política, lo rechazaba, tal y como ocurrió con títulos como Black Friday, de Anurag Kashyap, Hijos de la medianoche, de Deepa Mehta, o El fundamentalista reticente, dirigida por su mentora Mira Nair, en la que no quiso participar porque se negó a ponerse en la piel de un terrorista.
En su día también fueron sonadas sus negativas a participar en proyectos internacionales tan suculentos como La Liga de los Hombres Extraordinarios con Sean Connery; Interstellar, o El barciano, donde se le ofrecieron sendos roles que acabarían yendo a parar a Matt Damon, aunque en estos casos las razones tuvieran más que ver por conflictos de agenda, pues no paraba de acumular un proyecto tras otro y prefirió trabajar en producciones locales con presupuestos menos mastodónticos.
Kahn confesó que siempre tuvo como referentes a tres genios del celuloide: Gerard Depardieu, con quien siempre suspiró por coincidir en algún trabajo; Marlon Brando, del que destacaba su facilidad para hacer creíbles papeles muy complejos, y Motilal Rajvansh, intérprete hindú que protagonizó clásicos como Devdas y Parakh.
Con tan sólo 53 años, a Irrfan Kahn todavía le quedaban por dar muchísimas alegrías a sus fieles seguidores que abarrotaban los cines en cada uno de sus rutilantes estrenos. Ya no podrá ser, pero el tesoro cinematográfico que nos deja a modo de legado lo convierten desde ya en una leyenda eterna de la historia del cine.
Un reportaje de Francisco Nieto