Ni la impresionante tormenta de nieve que cayó hace unos días en la costa este de Estados Unidos echó para atrás a Joseph Gordon-Levitt para acudir a Cambridge, Massachusetts, a fin de recibir el Premio al Hombre del Año concedido en la prestigiosa Universidad de Harvard por la Sociedad Hasty Pudding Theatricals, grupo de teatro de dicha facultad. Este importante galardón se viene otorgando desde 1967 a artistas a los que se reconoce una contribución duradera e impresionante al mundo del entretenimiento, contando entre los premiados con nombres tan populares como Tom Cruise, Tom Hanks, Bruce Willis o Anthony Hopkins.
Momentos antes de empezar la ceremonia, al actor se le hizo entrega por medio del alcalde de Cambridge de las llaves de la ciudad y tuvo la oportunidad de reunirse con algunos jóvenes estudiantes de primer año de teatro, a los que aconsejó sobre como encauzar su carrera.
La velada comenzó a calentarse cuando el maestro de ceremonias de la gala echó mano de la guasa para pinchar al actor recordándole que dejó sus estudios en la Universidad de Columbia para dedicarse a la actuación, como si no tuviera otra opción, a lo que siguió una serie de comentarios más o menos afortunados refiriéndose a los continuos fracasos en taquilla de los últimos trabajos estrenados por Gordon-Levitt. También le soltó que algunos de sus papeles habían sido ofrecidos en primer lugar a su amigo James Franco, pero que éste los había rechazado porque estaba más centrado en licenciarse en la misma Universidad de Columbia.
El actor que este año estuvo a punto de ser nominado por su actuación en The Walk, de Robert Zemeckis, se tomó la retahíla de graciosos improperios con calma chicha, y no sólo no se lo tomó a mal, sino que sorprendió a todos apareciendo más tarde disfrazado de Robin, retomando su rol en El caballero oscuro: la leyenda renace, lo que provocó la carcajada general entre los asistentes.
Más tarde y a petición de uno de los asistentes, Gordon-Levitt cantó - "10 razones para odiarme" (un juego de palabras aludiendo a su película de 1999 10 razones para odiarte).
Gordon-Levitt, de 34 años de edad, demostró tener un gran sentido del humor a lo largo de los cuarenta minutos que duró el convite, y se prestó sin problemas a todos los retos que fueron planteando los cachondos miembros de la compañía. Entre ellos destacó un baile un poco subidito de tono en el que lució como una estrella de porno rusa y otra aparición estelar vestido tan sólo con unos calzoncillos ajustados.
Entre pose y pose, agarró el micrófono y empezó a meterse de forma irónica con los estudiantes de Harvard, incluyendo en su corrosivo speech preguntas del tipo: "¿Vosotros realmente necesitáis pasar algún tipo de prueba para ingresar en la Universidad o simplemente necesitáis tener padres ricos para entrar en esta escuela?"
Más tarde y a petición de uno de los asistentes, Gordon-Levitt cantó "10 razones para odiarme" (un juego de palabras aludiendo a su película de 1999 10 razones para odiarte). La lista incluía lindezas como ser judío, ir a una escuela privada, la circuncisión o tener que vivir con su atractivo físico.
Al final de la actuación, Gordon-Levitt, quien se hizo famoso entre nosotros por la mítica serie de la NBC ganadora de un Globo de Oro emitida por Antena 3 Cosas de Marcianos, recibió la preciada olla de pudin que se entrega a los homenajeados y agradeció a los estudiantes de teatro su hospitalidad y su pasión por dedicarse al mundo de la actuación.
Más tarde, Gordon-Levitt habló con los medios acerca de sus próximos proyectos: Snowden, en la que interpreta a Edward Snowden, y una comedia musical que está planeando coprotagonizar junto a su colega Channing Tatum... Y también de su reciente paternidad, que según él le está sentando muy bien.