KINGDOM
Anne-Cécile Vandalem / DAS FRÄULEIN (KOMPANIE)
Inspirado libremente en Braguino, de Clément Cogitore
La trilogía (Tristesses, Arctic, Kingdom) está publicada en Actes-Sud Papiers
Texto y dirección: Anne-Cécile Vandalem
Escenografía: Ruimtevaarders
Composición musical: Vincent Cahay y Pierre Kissling
Director de fotografía y cámara: Federico D’Ambrosio
Dramaturgia: Sarah Seignobosc
Diseño de iluminación: Amélie Géhin
Diseño de vídeo: Frédéric Nicaise
Diseño de sonido: Antoine Bourgain
Diseño de vestuario: Laurence Hermant
CRÍTICA
La directora, escritora y actriz belga Anne-Cécile Vandalem cierra con Kingdom una trilogía teatral sobre “los grandes fracasos de la humanidad” en la que reflexiona sobre la imposibilidad de construir un futuro viable.
La obra, que pone en escena Das Fräulein (Kompanie), se representa los días 2 y 3 de marzo en la Sala Roja.
Anne-Cécile estaba ultimando su trilogía, cuando vio el documental de Clement Cogitore ‘Braguino’, galardonado en 2017 con el Premio ZabalteguiTabakalera en el Festival de Cine de San Sebastián.
En el mediometraje, el director francés se introduce en una comunidad aislada en el este de Siberia.El patriarca, Sacha Braguine, con una barba mefistofélica, revela al director francés sus motivaciones para establecerse en la esquina del mundo.
Allí se produce la llegada de su primer hijo, la relación de la familia con la naturaleza salvaje, agreste y feroz, sus encuentros con los osos y la práctica del animismo. Todo iba perfectamente hasta la llegada de los Killines, otra familia que se establece junto a ellos. Entonces comienzan las hostilidades entre las dos familias.
Y de eso trata Kingdom, del deseo de borrarse del mapa, de desaparecer de las reglas que nos definen como sociedad, de volver a los orígenes, del regreso a una naturaleza que muchas veces romantizamos pero que en el día a día, en lo cotidiano, es implacable con los débiles.
La función muestra también las relaciones familiares en ese entorno hostil y el legado a los niños que se nutren de ellas. Y de la imposibilidad del ser humano de vivir en paz, de la eterna búsqueda de conflictos y de la violencia inherente a nuestra especie.
La escenografía es apabullante, con varios árboles que circundan a los personajes y a la cabaña donde vive la familia de manera precaria.
Un percusionista escabullido entre los matorrales cincela la acústica de cada escena, confiriendo una atmósfera asfixiante a la llegada de los helicópteros o acompañando la voz de una de las intérpretes en el canto final.La elegía de ese modo de vida elegido por el pater familias, en lo que supone el culmen de la función.
El elenco lo integran además,los niños y tres perros que hacen su aparición varias veces, bebiendo de un riachuelo artificial que completa la exquisita puesta en escena.
El propio Clement Cogitore, el director del documental, está representado por un actor que persigue con su cámara compulsivamente a los miembros de la familia dentro de la cabaña, mostrándonos lo que allí sucede en una gigantesca pantalla de cine situada al fondo del escenario.
La atmósfera es de reality. Por momentos parece que estemos dentro de un reportaje televisivo, un callejeros viajeros en la taiga siberiana mostrándonos el día a día de la familia rusa.
La vuelta al cazador recolector, la vida de manera austera no es aceptada por todos los miembros del grupo, surgiendo los conflictos.
La familia al otro lado de la valla y a la que nunca vemos, son la antítesis de los Braguine. Establecen relaciones comerciales con los cazadores que vienen de Moscú y les muestran los caminos para que puedan abatir a los osos que pueblan Siberia.
Los Braguine solo matan para alimentarse y para ellos supone una ofensa, un ataque frontal a sus creencias. Son dos maneras contrapuestas de entender la vida. Una basada en el ecologismo y la vida en equilibrio con el medio ambiente y otra que explota la naturaleza y sus recursos.
Las prácticas animistas de la familia Braguine ponen de manifiesto la necesidad del ser humano de creer en fuerzas superiores, de darle explicación a los fenómenos de la naturaleza y a la vida misma.
Como explica Philippe Grand’Henry el patriarca, cuando muestra la cámara de fotos como si fuera un tesoro. Contiene la última imagen tomada a su mujer muerta, conservando así su alma misma.
Kingdom, establece un paralelismo con la película “As bestas”. La incomprensión de la otredad, la lucha por el terruño y el enfrentamiento que se alarga varias generaciones, forman parte de nuestra esencia.
Para colmo, una de las Braguine cruza los límites y desafía las leyes familiares estableciendo relaciones con uno de los chicos del otro lado. Un Romeo y Julieta siberiano, un romance agropecuario que tensiona al resto de prole soviética.
En definitiva, un montaje que demuestra el peligroso romance con la naturaleza y la vida en soledad que embelleció Thoreau en su Walden y que tiene a la tozuda realidad para demostrarnos los peligros de la idealización de la vida en los bosques.