Es complicado entender a los que señalan la muerte prematura del cine debido a la dolorosa situación actual provocada por la pandemia si son los mismos qué están promoviendo la era del entretenimiento más importante de la historia a través de sus propios canales digitales. Sólo tenemos que fijarnos en una rápida revisión de servicios de streaming por VPNoverview, y nos daremos cuenta de que plataformas como Netflix, Amazon Prime, Hulu, Apple TV y otras tantas nos ofrecen una variedad ingente de contenidos audiovisuales que se pueden degustar a cualquier hora y en cualquier lugar.
Y después de la espectacular puesta de largo de Disney+ en su Disney Investor Day 2020 todo esto queda todavía mucho más patente. Un evento de alcance planetario que la compañía del ratón dirigía de cara a la galería a sus potenciales inversores y en qué realidad siempre fue un acontecimento de enardecimiento del fandom qué buscaba explosionar Internet. Me imagino con gracia qué estos pobres empresarios cincuentañeros se asustaron para bien con tal bombástica reacción de la siempre hiperbólica muchedumbre, ansiosos de volver a viajar por el hiperespacio y adentrarse en las infinitas posibilidades de un hipotético multiverse tras un año monótono de viajes con salida desde el sofá y destino a la cama.
En su propio portal, Disney fue desgranando pieza por pieza todo su arsenal preparado para las próximas temporadas: la llegada del apartado "Star" (una nueva sección de Disney+ similar a las pestañas de Star Wars, Marvel, National Geographic) en la que entrará contenido para adultos; una cantidad inabarcable de nuevos proyectos de Marvel o Star Wars: Rogue Squadron, Obi-Wan, Los 4 Fantásticos...
Pero no tienen en cuenta qué los mismos qué lloraban de la emoción también se formulan evidentes preguntas retóricas: a donde ira a parar el patético sueldo qué reciben (o el de la mayoría, de sus padres); fácil respuesta deducida, y ¿cómo narices van a organizar su tiempo libre de tal manera qué les quede un pequeño atisbo de vida social?. Porque ya no es una serie original como complemento a lo visto en cines, son 10 en poco menos de un lustro y qué te obliga mínimamente a estar atento de cada uno para no perder cada hilo argumental.
Serán los fans, aquellos qué de igual manera critican tal evidente saturación audiovisual e idealizan la calidad, los qué aun sin esperar en realidad parte de lo anunciado, fomentarán anaciclicamente una tragaperras llamémosle intergalactica. El deber del fan, tácitamente definida, es la obligación moral de correspondencia a algo qué nos han dado parte vital y no a ese alguien qué lo produce.
Mientras una parte ignorante esperaba “Endgame” o “El Ascenso de Skywalker” como una despedida intermitente, Disney sabía qué ese climax inigualable era sólo el comienzo. Es el juego de una compañía qué teniendo más series para verse en casa poseerá a todos a acudira las taquillas o la reserva anticipada en contra de su voluntad, casi a la pata coja, para continuar con la historia qué precede a la otra.