EQUIPO
Texto y dirección
Alfredo Sanzol
Reparto
Paco Déniz (Andriy), Elena González (Taisia), Natalia Hernández (Patricia), Javier Lara (Viktor), Juan Antonio Lumbreras (Petro), Pablo Márquez (Nikolai), María Moraleja (Daryna), Julia Rubio (Olena), Pepe Sevilla (Kyrylo)y Eva Trancón (Oksana)
Escenografía
Blanca Añón
Iluminación
Pedro Yagüe
Vestuario
Vanessa Actif
CRÍTICA
Resulta difícil hacer una reflexión sobre una obra tan compleja como Fundamentalmente fantasías para la resistencia, ya no solo porque contiene varias narraciones en su interior, sino porque Alfredo Sanzol propone algunas cuestiones que requieren de una reflexión seria y serena.
Inicialmente la nueva obra del también director del Centro Dramático Nacional nos sitúa en un bunker de Kiev en marzo de 2022. Allí un grupo de teatro aficionado decide montar una obra con el título de Pin, Pan, Putin. La idea de la representación es encontrar algún pretexto narrativo para matar al líder ruso que ha convertido sus vidas en una pesadilla.
En este comienzo ya encontramos algunos puntos interesantes a nivel narrativo, ya que todo lo que ocurre parece estar escrito por la directora de la obra (muy bien interpretada por Natalia Hernández). Ella dicta (casi como si fuera una diosa) lo que deben decir sus personajes tanto dentro como fuera del ensayo. Solo algunas cosas quedan fuera de su control, dando cierta sensación de falsa libertad a sus criaturas.
De esta manera Fundamentalmente fantasías para la resistencia contiene varios relatos en su interior y, aunque la obra propone reflexiones muy interesantes sobre el papel moral y ético del creador, el grueso de la obra (ojo que dura dos horas y 20) es en esencia una comedia disparatada en la que un grupo de teatro da vida a una banda de música barroca que es invitada al Kremlin para deleitar a Putin con su música, y con el secreto objetivo de matarle sin que nadie se entere.
Punto de partida muy divertido con el que Sanzol crea todo tipo de situaciones cómicas y absurdas que llevan la obra hasta la parodia pura. Nada tiene demasiado sentido, pero tampoco es necesario, así lo expresa uno de los personajes que dice que el mero hecho de que allí se hable otro idioma no debe ser problema para contar una buena historia. En definitiva, una comedia que nace con el objetivo de hablar las atrocidades que está cometiendo Rusia en Ucrania.
El reparto encabezado por Natalia Hernández, Juan Antonio Lumbreras (maravilloso y brillante dando vida a Putin), Javier Lara, Paco Déniz, Elena González, Pablo Márquez, María Moraleja, Julia Rubio, Pepe Sevilla y Eva Trancón está muy divertido y saca la obra adelante con mucha soltura.
La obra busca la inclusión social y cuenta en el reparto con dos actores con diversidad funcional que, si bien a nivel interpretativo no están al mismo nivel de sus compañeros, en el conjunto de la obra su papel funciona muy bien. No hay que olvidar que la historia tiene un toque buñueliano en el que cualquier cosa es posible.
Paralelamente a esta trama de risas, la obra también nos cuenta una historia sobre el papel del creador y su responsabilidad moral y ética. Esta es sin duda la parte que más controversia está levantado entre la crítica y público, ya que el autor de La ternura o La valentía pierde en ciertos momentos el ritmo y la frescura de la trama de Putin para introducirnos en unas reflexiones que, aunque necesarias y profundas, parecen metidas algo con calzador. Es bastante evidente que la obra nace de la fusión de dos ideas totalmente alejadas.
Sanzol se hace preguntas del calibre de si un creador puede matar libremente a sus personajes sin ningún tipo de consecuencia o responsabilidad, o si la ficción debe ser siempre moral y ética. Preguntas que dan para debate y que transforman Fundamentalmente fantasías para la resistencia en algo muy distinto a lo que inicialmente se plantea.