Ver películas que abordan el cáncer desde un punto de vista positivo resulta beneficioso para los pacientes y sus allegados, según los expertos
- El comparador de seguros de salud Acierto.com también ha analizado la importancia de los hábitos de vida en el desarrollo de la enfermedad
Como cada año, el 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, una enfermedad cuyo número de afectados no deja de crecer y que se ha convertido en una de las patologías que más preocupa a los españoles. Y es que, según datos a los que ha tenido acceso el comparador de seguros de salud Acierto.com, se estima que el número de casos se ha disparado hasta un 12% en los últimos años, y que solo en 2019 estos alcanzarán los 277.700 diagnósticos.
Una realidad y una fecha en la que la entidad ha recabado algunas de las películas más inspiradoras que abordan esta patología de un modo tremendamente humano. Y es que el séptimo arte ha contribuido a desmitificar una enfermedad que antaño había sido un tabú; y la ha mostrado en todas sus facetas; desde el impacto sobre el propio paciente hasta las repercusiones en su familia, la sanación, el tratamiento, etcétera. Algo directamente relacionado con la psicooncología y que el comparador explica.
Mi vida sin mí (2003)
Esta obra de Isabel Coixet afronta el cáncer desde el aprendizaje. Su protagonista es una joven madre cuya situación personal es complicada -su marido está en paro, su padre en la cárcel, y su madre odia a todo el mundo-. En la cinta se evidencia cómo la enfermedad le ayuda, paradójicamente, a vivir, a replantearse sus prioridades; algo que lleva a cabo mientras deja todo preparado para que sus seres queridos resistan si ella cuando fallezca. Una llamada a la libertad frustrada de ternura y buenos momentos.
Planta 4ª (2003)
Albert Espinosa dibuja en ella la genial historia de un grupo de adolescentes enfermos de cáncer que sobreviven a la enfermedad con toda su pasión y con la ayuda del grupo de amigos que forman. La fotografía que lleva a cabo sobre cómo afrontar con humor los momentos más duros de todo el proceso en este momento de la vida es uno de sus grandes puntos fuertes.
Descubriendo Nunca Jamás (2004)
Sembrada de amor, esta película protagonizada por Kate Winslet y Johnny Depp nos cuenta la relación que establecieron el escritor J.M Barrie -el creador de Peter Pan- y July, una madre enferma de cáncer con tres pequeños a su cargo. Lo maravilloso de la trama es, precisamente, que todos adoptan el aspecto de niños, con la inocencia y belleza que eso conlleva. Aquí la enfermedad queda en un segundo plano, sobre todo porque ella decide no tratarse para que sus hijos no vean su sufrimiento. El famoso artista se inspiró precisamente en ellos a la hora de crear su fantasía.
Ahora o nunca (2007)
Morgan Freeman y Jack Nicholson encarnan aquí a dos enfermos terminales de cáncer que deciden emprender un viaje juntos para experimentar sus sueños pendientes. Lo mejor es la relación que se fragua entre ambos personajes, totalmente distintos. Así como las conversaciones y aprendizaje que llevan a cabo el uno del otro. Un filme equilibrado y entretenido que logra emocionar entre otros, gracias a un guión fantástico y a estos magos de la interpretación.
Un monstruo viene a verme (2016)
Dirigida por Juan Antonio Bayona, este filme hispano-estadounidense narra la historia de Connor que, con la ayuda de un monstruo, trata de afrontar los miedos que le provoca la enfermedad de su madre -el cáncer- a través de la fantasía. La película ilustra el proceso terminal y las emociones que nacen entre los allegados del niño que, a su vez, trata de digerir lo que está pasando y de expresarlo a través de la ira y la rebeldía.
Una inmersión en la psicología infantil desde un punto de vista realista que no cae en estereotipos ni simplificaciones y que nos embute de lleno en un mundo de maduración emocional. Se trata de la adaptación de la novela homónima de Patrick Ness.