Información sobre la obra | |
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Dirección | César Barló |
Producción | AlmaViva Teatro |
Dramaturgia | Bernard-Marie Koltès |
Año | 2022 |
Reparto |
Por orden de aparición: Mauricio Koch: Juanma Navas |
Espacio Escénico |
Juan Sebastián |
Vestuario |
Karmen Abarca |
Espacio sonoro |
AlmaViva Teatro
CRÍTICA |
La Sala Mirador ha estrenado una de las obras más famosas y emblemáticas del escritor francés Bernard-Marie Koltès. Dramaturgo que murió de sida en 1989 con tan solo 41 años y que se ha ido convirtiendo en uno de los Enfants Terribles más destacados de la segunda mitad del siglo XX en Francia.
Es muy difícil explicar el argumento de Muelle oeste, texto publicado en 1986 y que bien podría estar catalogado dentro del teatro absurdo.
Se trata de una obra profundamente críptica y decadente que nos sitúa en un viejo y destartalado muelle en algún punto lejano de Nueva York. Un lugar marginal y extraño en el que conviven mendigos, delincuentes y familias que tratan de sobrevivir mientras esperan a que lleguen mejores días. En definitiva, un lugar aparado del mundo en el que solo se acoge a los mas marginales.
La obra de Koltés comienza cuando un excéntrico y deprimido millonario llega hasta el muelle con el objetivo de tirarse al río y con ello suicidarse. Los habitantes del muelle verán en él su única esperanza para una vida mejor.
Un punto de partida con el que Bernard-Marie Koltès disecciona la sociedad para ofrecernos una historia amarga llena de personajes polémicos y extraños. Adentrase en Muelle oeste es hacerlo en un mundo surrealista y bizarro poblado por personajes antipáticos y esquizofrénicos que por distintos azares de la vida se encuentran atrapados allí. Ninguno es culpable pero tampoco inocente.
La obra se desarrolla en una sola noche y cuenta con una estructura compleja que va presentándonos a los distintos personajes de la trama. Todo ello sin un argumento demasiado definido y siempre entre la ensoñación y el surrealismo mas absurdo. Koltés se enfanga argumentalmente para hablar sobre la miseria humana y sobre cómo el dinero y la envidia son elementos que corrompen y destruyen las vidas. Podríamos decir que todas las criaturas de este relato están esperando a Godot.
Representar la obra de Koltès no es tarea sencilla, primero porque el texto está plagado de personajes y situaciones muy complicadas de llevar a escena, y segundo y quizás más importante, porque se trata de una obra bastante imperfecta con algunos problemas importantes en su estructura y rendimiento. De esta manera en Muelle oeste hay momentos de una maestría y brillantez espectaculares y otros que nunca llegan a funcionar bien, casi como si el autor hubiera dejado el texto sin pulir. Podríamos decir que es una desastrosa obra maestra.
Esta dualidad está muy presente en la maravillosa versión (digámoslo ya claramente) que nos trae la compañía Almaviva bajo la dirección de Cesar Barló en la Sala Mirador.
Una obra que cuenta con 8 actores en que estarán muy presentes desde que entramos en el patio de butacas, presentándose como una amenaza casi fantasmal muy acorde a lo que veremos en escena. De esta manera Juanma, José Gonzalo País, David Ortega, Samuel Blanco, Teresa Alonso, Natalia Rodríguez, Moisés Chic y Paula Susavila nos trasladan ante un mundo deprimido y hostil en el queremos conociendo a sus personajes a lo largo de la extraña noche en la que se desarrolla todo.
Los actores se mezclarán y moverán por todo el patio de butacas convirtiendo a los espectadores en un elemento más de la obra. De esta manera algunas escenas se desarrollan a nuestras espadas o tapadas parcialmente por las cabezas de otros espectadores, creando una sensación extraña que juega muy a favor del texto del Koltés.
César Barló sitúa además en escena un gran tobogán que busca ser una metáfora del descenso a los infiernos. Los personajes pueden bajar, pero ya nunca subir. Cielo y tierra, miseria y riqueza en una obra que habla de lucha de clases y de vidas derrotadas. Así lo expresa (amarga y confusamente) uno de los protagonistas de la obra que dice que prefiere ser el más bajo de los altos, que el más alto de los bajos.
Es pronto para aventurarse, pero muy posiblemente la versión de César Barló de “Muelle oeste” sea uno de los grandes eventos teatrales del año en Madrid. Incluso con las imperfecciones del texto original, y con esa eterna sensación de estar ante un desarrollo fallido, se trata de una obra maravillosa que debe ser vista por todo amante del teatro.