Era agosto de 2017 que, en términos de lo que ha evolucionado el streaming desde entonces, era poco menos que la prehistoria. No fue la única. Pocos meses después, Ryan Murphy ('Glee', 'Pose') también hacía las maletas camino a Netflix con otros 300 millones en cinco años, a 60 millones de dólares por año trabajado.
Fueron los primeros fichajes multimillonarios de la guerra del streaming, donde a lo largo de estos años han empezado a batallar Apple, Amazon, Warner, Universal o la propia Disney, todas con sus propias plataformas y unas arcas bien llenas, casi siempre por negocios ajenos al streaming o los propios contenidos.
La lucha por los creadores no ha frenado desde entonces, y el año pasado J.J. Abrams se fue a WarnerMedia en un acuerdo que podría haber superado los 500 millones, entre cash directo y reparto de royalties.
La pregunta es si alguno de estos nuevos gigantes va a ser capaz de rentabilizar tan exageradas inversiones en los creadores, y si no estamos ante una burbuja inflada demasiado artificialmente.
Los primeros datos no son demasiados halagüeños para Netflix, que se dejó casi 600 millones de dólares en los fichajes de Murphy y Rhimes. Ambos han pasado ya el ecuador de su contrato inicial y, aunque bien es cierto que crear series lleva tiempo y se sabía que los estrenos tardarían en llegar, las cosas no están saliendo todo lo bien que debieran.
Se rumorea que Rhimes, a través de su productora Shondaland, está trabajando en más de 12 proyectos para Netflix. Sin embargo, todavía ninguno ha visto la luz. El primero, la serie 'Bridgerton', se estrena a finales de 2020 (el 25 de diciembre) y ni siquiera cuenta con la participación directa de Rhimes, que se reserva para 'Inventing Anna', una miniserie que verá la luz en 2021 y será su primer proyecto para Netflix como creadora.
Su compañero Ryan Murphy ha sido más prolífico, pero los éxitos no han terminado de llegar de su mano a Netflix, y sigue siendo más reconocido por los productos que continúa teniendo fuera, como 'Pose' o 'American Horror Story'. Para Netflix ha producido dos documentales, 'Circus of Books' y 'Secret Love', la película 'The Boys in the Band', las series 'The Politician', 'Ratched' y 'Hollywood' y, más recientemente, dirigido el filme 'The Prom'.
Lo cierto es que ninguna de estas producciones ha conseguido el éxito que se esperaba de ellas (teniendo en cuenta lo reservada y opaca que es Netflix para hablar de sus audiencias, no ha presumido de ninguna de ellas) ni siquiera generar conversaciones y base fan en redes sociales. La crítica tampoco ha acompañado y algunas como 'Hollywood' o 'Ratched' no han salido demasiado bien paradas.
Los éxitos de Netflix en 2020 han llegado de creadores más bien desconocidos y con producciones de presupuesto mucho más bajo. A excepción de 'Emily in Paris' que cuenta a los mandos con Darren Star, creador de 'Sexo en Nueva York', el resto de las series más comentadas de la plataforma, como 'Unorthodox', 'Tiger King' o 'Gambito de dama', están alejadas de los altísimos presupuestos que manejan Murphy o Rhimes. Además, otros éxitos como "365 días", 'Élite', 'La casa de papel' o "El hoyo", vienen de fuera, tres de ellas de España.
Tal vez sea demasiado pronto para sacar conclusiones, pero por ahora el éxito en el streaming no viene asociado al tamaño del cheque de sus creadores. Murphy y Shonda tienen dos años para demostrar que son rentables a Netflix y una gran presión por delante, sobre todo porque sus contratos de exclusividad les impiden trabajar para otras marcas. De su futuro depende saber si esta burbuja por los creadores se mantiene o volveremos a mercado tal y como se le conocía antes de la guerra de las plataformas. Fórmula TV.