Creación colectiva: Ron Lalá
Texto: Álvaro Tato
Director: Yayo Cáceres
Intérpretes: Daniel Rovalher, Juan Cañas, Miguel Magdalena, Luis Retana y Diego Morales
Composición y arreglos: Yayo Cáceres, Juan Cañas, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher
Dirección musical: Miguel Magdalena
Se suele decir que la zarzuela es un género musical que necesita ayuda y que si no se potencia y se escriben nuevas obras está condenado a desaparecer. Sin embargo, no es un tema sencillo, primero porque nuestro género chico conto con una serie de autores (Barbieri, Chueca, Sorozábal, Arrieta...) que fueron auténticos genios y con una producción artística llena de calidad e irrepetible. Segundo, y quizás clave, porque la zarzuela es el producto del espíritu y estilo de una época. Una forma de entender las cosas y sentirlas que es muy difícil trasladarla hasta la actualidad.
Ante esta dificultad propuestas como Villa y Marte, nueva producción de la compañía Ron Lalá en el Teatro Pavón, se presentan como auténticos salvavidas para el género, con una obra llena de canciones, humor y chulapos que nace con la idea de darle una inyección de vitalidad a nuestra zarzuela.
Villa y Marte nos cuenta la historia de una nave espacial que viaja a Marte para colonizar el planeta rojo. Tras una serie de problemas técnicos el capitán y su androide descubrirán que el planeta ya está habitado por marcianos de lo más peculiar. En concreto han llegado hasta Martid, ciudad de Marte, donde los vecinos mutantes están a punto de celebrar una verbena muy castiza. Por si fuera poco, el capitán de la nave se enamorará de una chulapa marciana con ocho ojos.
El texto de Álvaro Tato y la dirección de Yayo Cáceres buscan dar a la obra un tono de comedia loca en la que marcianos y humanos celebrarán una divertida verbena llena de chotis y de música en directo. Se trata de una obra disparatada que no duda en abrazar el delirio y que nos irá presentando poco a poco a los habitantes de Martid, una ciudad extraterrestre donde les encanta cantar, el aguardiente, bailar el chotis, y torear naves espaciales. Allí, Marta, es una marciana que se dedica a lavar prendas en el Marzanares y que sueña con descubrir otros lugares. Todo ello mientas juega el Real Martiz contra el Rayo Martecano. No, los juegos de palabras con Marte no faltan en la obra. Un 10 para el texto de Ávaro Tato.
Más allá del delirio y el sainete, en Villa y Marte nos encontramos con una obra que antes de todo busca ser una carta de amor hasta nuestro género chico, con una historia y personajes que buscan recodarnos como la zarzuela es un género muy divertido y lleno de actualidad y fuerza. La obra cuenta con una partitura que busca recorrer los sonidos más claves del género, desde el chotis hasta las muñeiras. Un montón de canciones de producción nueva que se van alternando con otras ya muy conocidas (a las que se les cambia la letra para que sean muy marcianas) para crear una verbena mutante de lo más divertida.
Evidentemente, hay canciones mejores que otras, y algún que otro número musical que no acaba de funcionar, pero poco se le puede objetar a una obra que trata con tanto amor a nuestro género chico. Así queda de manifiesto en el número musical final cuando los protagonistas declaran su amor por la zarzuela mientras vemos de fondo imágenes de Chueca, Barbieri o Sorozábal.
No obstante hablar de Villa y Marte es hablar de Daniel Rovalher, Juan Cañas, Miguel Magdalena, Luis Retana y Diego Morales. Grandes artistas de la compañía que se van alternando para componer un montón de personajes al tiempo que también van tocando música en directo. La compañía Ron Lalá vuelve a demostrar el gran dominio que tienen sobre el escenario con unos actores que disfrutan sobre el escenario y que contagian su entusiasmo al púbico.
En definitiva, una disparatada comedia muy divertida que podemos ver en el Teatro Pavón hasta el 22 de enero.