Notas del ambigú
CONMEMORACIÓN DE LOS 50 AÑOS DE LA MUERTE DE PABLO PICASSO
- GERARDO BULLÓN
- Barítono
- RAMÓN GRAU
- Piano
- CRÍTICA
Una de las cosas más complicadas que existen es hacer reír, y eso es lo que consiguieron el pasado lunes 27 de febrero Gerardo Bullón y Ramón Grau. Escrita y dirigida por Enrique Viana, Don Pablo… ¿Con brocha? es una conmemoración de los 50 años de la muerte de Pablo Picasso, y tiene como protagonistas a Grau y Bullón como pianista y barítono, respectivamente.
La representación comienza con un solo de piano en el que se interpreta la Obertura de Il barbiere di Siviglia (1816), del compositor Gioachino Rossini. Tras una magnífica interpretación que consiguió trasladar al público a la mismísima ópera italiana, el diálogo representado por Bullón dio comienzo.
El salón de peluquería de Vallauris se trasladó en el tiempo al Ambigú del Teatro de la Zarzuela. Con frases entremezcladas entre francés y español, Eugenio Arias, el barbero de Pablo Picasso, intentaba concertar una cita con su cliente; una llamada telefónica al “más allá” le comunicó que don Pablo quería cortarse el pelo y debatir un rato con él.
Recuerdos, anécdotas, charlas con un pájaro y el pianista y unas cuantas “afinaciones”, intervinieron en la cita. Entretanto, el piano volvió a cobrar protagonismo múltiples veces con composiciones de Fernando Díaz Giles, Juan Bautista Lambert o Gonzalo Roig, entre otros, además de un estreno absoluto del propio Ramón Grau.
El sarcasmo, el doble sentido de las frases y lo absurdo fueron la receta perfecta para hacer que el público soltase una carcajada tras otra. Muchas veces hablamos del arte mencionando la pintura, la música, la danza o la escritura, pero nunca el humor.
Y es que la comedia, lo humorístico, la sátira, eso que consigue movernos algo dentro, pero de manera diferente, nunca se suele tener en cuenta cuando sí que podría considerarse perfectamente una manera diferente de hacer arte como otra cualquiera. Porque transmitir o causar sentimientos de alegría, comprensión, empatía, amor o cariño es también emoción, y es habilidad el lograr causarlo.
Pero hacer reír es algo todavía más complicado que otras cosas que siempre pensamos que son difíciles. El ingenio, el talento y la astucia para hacer humor y conseguir la respuesta que se quiere del espectador es algo de lo más complejo pero entusiasta porque, si se consigue, será como haber dado con una de las piedras filosofales del arte.